lunes, 9 de marzo de 2009

VICKY ESTÁ EN BARCELONA

A las 17 horas aterrizó Vicky en el aeropuerto de El Prat en Barcelona. Venía a grabar un programa de televisión, uno de esos que se dedican a hacer revival. Ella lo había sido todo - o casi - en la música de los ochenta gracias a un grupo de estudio, uno de esos que forman las compañías discográficas para hacer caja: Melodías techno con estribillos machacones y estilismos postmodernos. Eso era.

Eso fue. Y aunque como ellos había muchos, triunfaron. Tanto que Vicky decidió probar suerte sola. Es algo que pasa con frecuencia con los grupos que tienen éxito. Ahí la repercusión fue menor. Se dedicó al pop pseudoanglosajón. Los estilismos seguían siendo a la última, pero los estribillos resultaban demasiado trillados ya. Un festival de canciones, una serie de televisión y tres vinilos. Después se fue a Miami donde conoció a un empresario texano, de esos que tienen reses y llevan sombrero de cowboy, y no volvió más que para Navidades.

Ahora se enfrentaba a un país moderno, a una ciudad extraña, a un público que seguramente la había olvidado. Pero no importaba, o no demadiado. Venía con versiones remasterizadas de sus viejos singles y se había comprado en Beberly Hills un modelito carísimo, muy a lo Pija Beckam, que no le había permitido comer casi nada en dos meses.


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