Luego todo el mundo empezó a hablar de él tras interpretar a un chulo animador turístico y a un fantasma delicioso. Pero a mí aún me costó un poquito. Y eso que él persistía en el empeño.
Fue el día de mi cumpleaños cuando me lo encontré en el cine de reestreno de mi barrio. Iba vestido de surfista atracador, con barba descuidada y pelo mal tintado. Miraba con tanto deseo a Keanu Reeves en "Le llaman Bodhi" que no pude más que enamorarme definitivamente de él y por un tiempo me acompañó en mis fantasías de adolescente.
Hoy supe que tuvo un trágico final. Espero que hayas encontrado la paz, Bodhi.


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